Hola a todos compañeros:
Es por demás interesante el detenerte por un momento y hacer a un lado la rutina de la planeación, los contenidos, programas, calendario escolar, requerimientos institucionales, etc. que son propios de la labor docente, y reflexionar más allá del compromiso institucional preguntándome ¿qué estoy haciendo como docente?, ¿cuál es mi legado? y darte cuenta que podemos iniciar como mucho temor o con mucho entusiasmo en la labor pero que llega un punto en donde tristemente te puedes perder en el quehacer y olvidar el objetivo primero, servir a nuestros alumnos, ser el vehículo de acceso al conocimiento y al aprendizaje.
He debido advertir en mi malestar docente este extravío, este momentáneo decline de energía que hasta ahora no ha causado estragos, pero que si no acciono con prontitud, podría ser perjudicial. Creo que al tratar de ayudar a mi institución me he saturado de grupos y trabajo administrativo que, ahora, después de la lectura, ubico que me ha distraído y me ha llevado a pensar que no podemos luchar contra el desinterés de los alumnos, y aunque no cese en la lucha contra esto, sentirlo no es congruente y seguramente constituya un obstáculo para ser más creativa.
Debo reconocer que la lectura no solo me permitió identificar algún malestar, sino que me entusiasma a emprender algunos cambios, sobre todo en lo personal que sé que impactarán también en mi labor docente, y no por el romanticismo con el que está escrito, sino por la puntualidad de la reflexión y mi proyección con el mismo.
Espero pronto estar compartiendo con todos ustedes aquellos cambios emprendidos y su fruto.